llega
sin avisar
y te
sorprende con las ventanas abiertas
de
par en par.
Ya no hay remedio,
está dentro de ti.
De
nada sirve que huelas verde
tras
los cristales
empañados
de recuerdos.
El
mistral no amaina
y es
tan realista que duele.
Primavera
se niega
a
romper el hielo sin tu ayuda.
El
viento del norte
cubre
de nieve fría
lo
que tú creías cálido
justo
en tu centro,
en
ese rincón inaccesible
que
nadie ha podido tocar.
Entonces
hay que sacar
el
sur a pasear
y
abrir las venecianas
de
dentro a afuera...
Volverse
sur, ser sur.
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