sábado, 8 de febrero de 2014

Efímero


Era efímero como las llamas y así se dejaba llevar por el viento, en un vaivén que lo adormecía con arrullos de plata. Sonreía cuando, al pasar por entre los árboles, las ramas acariciaban su cuerpo incandescente. No lo veían, lo sabía, era tan sólo su aura, llena de los colores del universo, su pequeño universo de recuerdos. No volvería más a su habitación, donde todos lo lloraban, ahora se dejaría mecer hasta desaparecer en otra dimensión. Ya no era ni estaba, pero sabía que existía.

La foto es de la primavera pasada en la Sierra del Segura.